Cómo motivarse a estudiar
Como la mayoría de las actividades o acciones que realiza la gente, la motivación es el motor que hace que estas actividades se lleven a cabo de manera satisfactoria. Esta motivación puede ser tanto intrínseca, cuando hacemos algo por el mero placer de hacerlo; o extrínseca, cuando lo que nos motiva es el logro de una recompensa externa.
La motivación también puede verse afectada por nuestro estado de ánimo. A veces las diferentes situaciones que atravesamos en nuestra vida diaria condicionan nuestro estado de ánimo y por lo tanto esto también afecta a nuestra motivación para realizar ciertas tareas, incluyendo los hábitos de estudio.
Por ejemplo, un día podemos despertarnos muy motivados para estudiar, tenemos la intención de pasar el día en la biblioteca y nos sentimos llenos de energía. Sin embargo, durante el desayuno nos dan malas noticias. Lo más probable es que nuestro estado de ánimo baje, por lo que nuestra motivación bajará, y perderemos el deseo de ir a estudiar.
Además, los hábitos de estudio, como muchas otras actividades, necesitan comenzar desde un punto de partida, una planificación y una metodología con la que guiaremos nuestro trabajo. Finalmente, y como es obvio, necesitamos un objetivo, una meta para la cual hemos decidido empezar a estudiar.
Normalmente, nuestras estrategias de motivación para el estudio están condicionadas por nuestra percepción del sujeto o de la materia, o de las tareas que tenemos que realizar para estudiar. Por ejemplo, seguramente no percibiremos lo mismo estudiando para un tema con mucho material teórico que para uno más práctico.