Cómo funcionan las apuestas
Imaginemos que estamos jugando a la ruleta y queremos apostar por el rojo o el negro: de esta manera siempre tendremos un 50 por ciento de posibilidades de acertar en cada jugada, sin importar cuántas veces el rojo o el negro hayan salido primero consecutivamente. Si transferimos ese 50 por ciento a las probabilidades de apuestas deportivas, se nos ofrecerá un "2" en nuestra apuesta por el rojo o el negro.
Sin embargo, en el mundo de los deportes hay muchos factores que condicionan un evento, ya sea un partido de fútbol, una carrera de caballos o un campeonato de tenis. La gestión de toda esa información es lo que permite a los jugadores detectar cuando las probabilidades ofrecidas por las casas de apuestas no se corresponden con la realidad. Y esa es, precisamente, la clave para convertirse en un jugador ganador.
Detectar que una cuota no corresponde a la probabilidad real de que algo suceda es lo que puede permitirnos ganar dinero con las apuestas. Lo entenderemos mejor con un ejemplo:
Si el Manchester City juega un amistoso contra el Eibar, las casas de apuestas determinarán que la probabilidad de que el equipo inglés gane es mucho mayor y ofrecerán probabilidades de ganar superiores a @1,25, es decir, que la probabilidad de que el equipo de Guardiola gane es del ochenta por ciento.
Sin embargo, si sabemos que el entrenador de los ciudadanos no va a utilizar sus mejores jugadores porque quiere reservarlos para otro partido y que en su lugar dará entrada a muchos jugadores del afiliado, la cuota de @1,25 ya no tiene sentido, ya que la probabilidad de que el Manchester City gane el partido es mucho menor. Si el jugador es capaz de detectar estas variaciones entre la probabilidad y la cuota, habrá dado un paso de gigante para convertirse en un jugador ganador a largo plazo.